Ocurrió el 27 de agosto de 1923, casi de forma simultánea con la creación del Centro de Talleres Mecánicos. Por aquella época, un visionario hombre de empresa, don Antonio Barcia Díaz, ponía en marcha una fábrica de carbones para motores eléctricos y elementos para apoyar la industria metalúrgicas del país. Paralelamente se erigía también como uno de los propulsores del Centro de Talleres, inscribiendo su nombre entre los fundadores.
Han pasado 95 años y aquella idea comercial fructificó en el tiempo y se afianzó como empresa solidaria con la marcha del país. Hoy sigue siendo una palpitante realidad de la mano de quienes han seguido su legado.